Bruxelas (ANSA) – Jens Stoltenberg ha pasado el testigo a Mark Rutte al frente de la OTAN, entregándole el martillo del secretario general, una pieza de colección de los años 60 utilizada solo para grandes ocasiones, completando así el largo proceso de sucesión. El ex primer ministro holandés ha confirmado que Ucrania será una de sus «tres prioridades», junto con la disuasión y la defensa, y las alianzas globales, en primer lugar con la UE.
El siguiente paso, en este sentido, será la cumbre en Alemania del formato de Ramstein, esta vez a nivel de líderes. Lo ha querido Joe Biden para hacer un balance de la ayuda militar y del uso que Kiev puede hacer de ella, incluidos los tan ansiados misiles de largo alcance. Rutte, acorralado sobre el tema, se limitó a decir que «son los aliados individuales los que deben decidir», pero también dijo que «comprende» las demandas de Kiev, que por otra parte están en línea con el derecho internacional.
«Este año – observó – hemos visto a las fuerzas rusas lograr algunas ganancias limitadas en el campo de batalla, aunque estos progresos, no lo olvidemos, han sido costosos». «Nuestra expectativa es que la Alianza del Atlántico Norte continúe trabajando en la misma dirección en la que ha trabajado» dijo el portavoz del Kremlin Dmitry Peskov, comentando la toma de posesión de Mark Rutte como nuevo secretario general de la Alianza (1 de octubre).