LUXEMBURGO – La Unión Europea no está preparada para una posible crisis de gas, determinó el Tribunal de Cuentas Europeo (ECA), advirtiendo que la Comisión Europea no ha definido el precio del gas que los hogares y las empresas pueden permitirse y que los miembros aún desconfían de los acuerdos bilaterales de solidaridad en el suministro.
La UE, a corto plazo, en varias etapas, redujo la importación de gas ruso, lo que provocó una crisis de suministro, constataron los auditores.
En tales condiciones, el gas aumentó abruptamente de precio, de 51 euros por megavatio hora en agosto de 2021 a 339 euros por megavatio hora un año después, recuerdan, y los miembros de la UE comenzaron a subvencionar los precios del gas y la electricidad, destinando solo en 2022 alrededor de 390 mil millones de euros para mitigar la presión del aumento de precios sobre los hogares y las empresas.
Para finales de 2023, la UE había reemplazado exitosamente a Rusia con otros proveedores y los precios se habían estabilizado, reduciéndose a principios de este año a niveles anteriores a la crisis, señalan.
Simultáneamente, la Unión redujo el consumo de gas durante la crisis en un 15 por ciento planificado, aunque no está claro si este objetivo se alcanzó gracias a las medidas o si ayudaron factores externos, como los altos precios y un invierno suave, según el informe de los auditores.
Hoy en día, la UE depende en mayor medida de la compra de gas licuado en los mercados mundiales, lo que aumenta el riesgo de precios estructuralmente más altos y fluctuaciones más pronunciadas en caso de una oferta ajustada, por lo que la UE debe aumentar el énfasis en el gas a precios asequibles, opina el ECA.
Al mismo tiempo, muchos miembros siguen desconfiando de firmar acuerdos bilaterales de solidaridad y algunos de ellos «preverían incluso la suspensión del suministro de gas a su vecino en caso de crisis». (25 de junio de 2024)