El gobierno belga y Engie alcanzaron a finales del año pasado un acuerdo para extender la vida útil de los dos reactores por diez años. El acuerdo con el gigante energético francés revierte la salida planificada de la energía nuclear y debe garantizar el suministro de electricidad en Bélgica para los próximos diez años.
El acuerdo incluye, entre otras cosas, la participación del gobierno en los reactores, una garantía de precios y acuerdos sobre los costos de almacenamiento de residuos nucleares. La Comisión examina todas estas medidas en su conjunto. «Aunque la medida belga parece justificada, en esta etapa la Comisión duda de su compatibilidad con las normas europeas de ayuda estatal y, por lo tanto, ha decidido iniciar una investigación profunda», informó el lunes en un comunicado de prensa.
La ministra de Energía saliente, Tinne Van der Straeten, no está preocupada. Según ella, la investigación es una etapa esperada en el procedimiento. «Este es un asunto importante y complejo, con un CFD, un límite de residuos, la creación de una empresa conjunta, etcétera. Pero la ministra Van der Straeten confía en ello y recibe con agrado cada nuevo paso que nos acerque al objetivo final: el reinicio de las dos unidades para el invierno de 2025», reaccionó su gabinete.