La Agencia Europea del Medicamento (EMA) no ha reconocido en el Parlamento Europeo que los primeros lotes de las vacunas contra la covid-19 eran extremadamente tóxicos ni que estos preparados nunca se autorizaron para «el control de infecciones», como aseguran falsamente mensajes en redes sociales.
Diversas publicaciones en redes sociales como Facebook y X (anteriormente Twitter) afirman que la EMA ha admitido en la Eurocámara que las vacunas de la covid-19 no fueron autorizadas para «el control de infecciones» y que las primeras inyecciones que se distribuyeron eran altamente tóxicas.
A modo de prueba, estos usuarios difunden la intervención desde el Parlamento Europeo de un individuo sin identificar que señala que las personas de menores de 60 años no deberían haber sido vacunados contra el SARS-CoV-2 debido a que no corrían riesgo de sufrir los efectos graves de la covid-19.
En este sentido, asegura que el plan de vacunación masiva que se llevó adelante en los países de la Unión Europea era «completamente contrario» al objetivo para el que se autorizaron estos fármacos.
La EMA no ha reconocido que hubiera vacunas nocivas
Lo cierto es que la EMA no ha dicho que las primeras vacunas distribuidas eran dañinas ni que los preparados anticovid no fueron autorizados para controlar la infección. El vídeo que se difunde corresponde a una rueda de prensa en la que no intervino ningún miembro de la EMA, la cual tampoco ha reconocido las afirmaciones que le imputan los mensajes engañosos.
Una búsqueda inversa de imagen demuestra que el citado fragmento proviene de una rueda de prensa del 21 de noviembre organizada por el partido ultraderechista holandés Foro para la Democracia, tras la respuesta de la EMA a una misiva de varios eurodiputados que solicitaron la suspensión de la licencia de las vacunas anticovid de Pfizer y Moderna.
En aquella comunicación, el organismo comunitario desestimó tal recurso al argumentar que la retirada de estas vacunas, «sin tener debidamente en cuenta los datos disponibles, sería un gran prejuicio para la UE y la salud pública».
La persona que aparece en la grabación que se difunde en redes se trata del eurodiputado holandés Marcel de Graaff (Foro para la Democracia), quien participó en aquella comparecencia junto al también miembro del PE Joachim Kush (Alternativa para Alemania), Willem Engel, un popular líder antivacunas holandés, y Vibeke Manniche, una doctora danesa conocida por sus discursos negacionistas.
En esta intervención, De Graaff ni el resto de ponentes hizo alusión alguna a una supuesta remesa de vacunas con altos índices de toxicidad, aunque sí aseguraron que algunos lotes de estos fármacos provocaron más efectos adversos que otros.
Esta afirmación se basa en una investigación que toma datos del sistema de notificación sobre deficiencias y efectos adversos en productos sanitarios de Dinamarca, un registro donde no se determinan qué efectos son realmente por un medicamento y cuáles no, según reconoce la publicación. Del mismo modo, las conclusiones del estudio advierten que los casos detectados por este y otros sistemas de vigilancia farmacológica «deben considerarse generadoras de hipótesis y, por lo general, no pueden utilizarse para establecer la causalidad«.
En todo caso, ni los autores de esta investigación ni los ponentes de la rueda de prensa guardan relación alguna con la EMA. Y, en contra de lo que afirman los mensajes engañosos, tampoco la agencia ha reconocido en ningún comunicado ni en la respuesta que dirigió a los citados eurodiputados que los primeros lotes de la vacuna de la covid-19 eran «extremadamente tóxicos».
Eficaz contra la enfermedad grave y muy grave
Por otro lado, la EMA tampoco ha dicho que las vacunas no sirven para el «control de las infecciones», una frase que en realidad procede de la carta que los eurodiputados enviaron para prohibir las vacunas anticovid. Si bien, en su respuesta, el organismo europeo recuerda que estos fármacos no fueron autorizados para «prevenir la transmisión de persona a persona», sino para la protección individual y evitar la enfermedad grave y muy grave causada por el SARS-CoV-2.
Tras su autorización a finales de 2020, tanto la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) como la EMA indicaron que no había evidencia de que el fármaco previniese «la transmisión del SARS-CoV-2 de una persona a otra”, si bien, estudios posteriores a su comercialización ratificaron que también lo hacía en cuanto a la variante original.
En abril de 2021, la agencia nacional de salud pública de Estados Unidos determinó, tras recopilar datos de los tres primeros meses de vacunación masiva, que la vacuna reducía el “riesgo de infección transmisible” en un momento que la variante alfa era la dominante.
En esta misma línea, varias publicaciones posteriores coincidían en que la vacuna reducía la transmisión del virus, aunque esta protección se ha visto prácticamente reducida a cero ante la aparición de las nuevas variantes.
Los datos avalan la eficacia de las vacunas
Asimismo, los datos oficiales de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., la EMA y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) avalan la eficacia y seguridad de las inyecciones contra la covid-19.
Según los últimos resultados publicados en la web de los CDC, la vacunación en adultos proporciona una protección alta y sustancial contra la enfermedad grave, hospitalización y fallecimiento.
Además, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) y la EMA evidenciaron que «todas las vacunas autorizadas en la Unión Europea», así como las dosis de refuerzo, son «seguras y eficaces» y protegen contra la hospitalización, un desarrollo grave de la enfermedad o la muerte.
El Hospital Clínic de Barcelona expone que tanto la vacuna original como la bivalente han sido «muy efectivas en la prevención de las formas graves de la covid-19″, reduciendo el número de pacientes graves e ingresos en la unidad de cuidados intensivos.
En definitiva, es falso que la EMA haya reconocido en la Eurocámara que hubo vacunas de la covid-19 «extremadamente tóxicas» y que estos fármacos no sirven para controlar la infección por SARS-CoV-2. Esta afirmación se basa en una rueda de prensa en la que no intervino ningún miembro del organismo comunitario, el cual tampoco ha reconocido las afirmaciones que se le imputan. (14 de enero)