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Roma (ANSA) – Vladimir Putin promete venganza después de un ataque de drones ucranianos que tuvo como objetivo a la rusa Kazan, a mil kilómetros de la frontera, y apuesta por el gas para mantener una influencia sobre Europa recibiendo en el Kremlin al primer ministro eslovaco Robert Fico, preocupado por la parada de Kiev al tránsito del gas ruso por el territorio ucraniano.
«No prolongaremos» el acuerdo de tránsito hacia Europa, «no daremos la posibilidad a Moscú de ganar otros mil millones sobre nuestra sangre y la piel de los ucranianos», había anunciado el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky al Consejo europeo del 19 de diciembre. La confirmación llegó también de Putin, al día siguiente en la conferencia de prensa de fin de año: el contrato quinquenal vencerá el 31 de diciembre y no se renovará.
Una decisión que no ha gustado a Hungría y Eslovaquia, que dependen fuertemente del gas ruso. Fico está en la misma línea de Viktor Orban, que imputa a Kiev el incumplimiento de alcanzar un acuerdo para las conversaciones de paz, y ha interrumpido las ayudas a Ucrania desde el inicio de su nuevo mandato como primer ministro, hace un año. Por último, también ha aceptado la invitación de Putin a las ceremonias de mayo en Moscú para los 80 años de la victoria sobre el nazismo.
El presidente Putin «ha confirmado la disponibilidad de Rusia para continuar suministrando gas a Occidente y a Eslovaquia» ha anunciado el primer ministro eslovaco en Facebook. En la «larga conversación», explicó, también se habló de la situación militar en Ucrania, «sobre las posibilidades de un final pacífico» y sobre las relaciones bilaterales entre Bratislava y Moscú «que tengo la intención de estandarizar» (22 de diciembre).
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