Madrid – España ratificó este martes el Tratado sobre Diversidad Biológica Marina en áreas fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ, por sus siglas en inglés), el primer país de Europa en hacerlo, anunció la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de este país, Sara Aagesen.
Aagesen explicó en rueda de prensa que el embajador de España ante la ONU, Héctor Gómez, depositó esta tarde en la misión permanente de Nueva York el instrumento de ratificación del tratado, que pretende declarar área protegida un 30 % de la superficie de alta mar antes de 2030, cuando actualmente solo un 1 % lo está.
El acuerdo establece un marco legal robusto para las actividades en el océano y los mares, al regular las actividades humanas en alta mar, permitir su protección con áreas marinas protegidas y establecer un mecanismo para compartir equitativamente los beneficios derivados de la explotación de los recursos genéticos marinos.
Aagesen recordó que hace falta que 60 países ratifiquen el tratado para que pueda entrar en vigor -con España son 16 los que lo han hecho- y mostró su confianza en que ese objetivo se logre en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Océano que se celebra en junio en Niza (Francia).
«Niza va a ser para la protección del océano lo que ha sido París para la lucha contra el cambio climático», aseguró la vicepresidenta, que llamó a otros países a seguir los pasos de España y ratificar el tratado.
Defendió además que España se haya adelantado al resto de la Unión Europea a la hora de ratificar el acuerdo: «Entendíamos que una vez que ya teníamos toda la tramitación completamente avanzada, tenía sentido lanzarlo y que España sea un referente en los océanos y el resto se vaya sumando».
Actualmente un 21 % de la superficie marina española está protegida y el objetivo del Gobierno es alcanzar el 25 % este mismo año y el 30 % en 2030, recordó.
El tratado es un compromiso para recuperar y preservar los ecosistemas marinos pero también para enfrentarse «de forma unida, integrada, a la crisis climática, a la contaminación y a la pérdida de biodiversidad» que especialmente afectan a los océanos, señaló Aagesen, que destacó el multilateralismo en «tiempos geopolíticos complicados». (4 de febrero)
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