Bruselas – El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, aseguró este jueves que las «preocupaciones» que tiene el sector bancario europeo sobre el proyecto de un euro digital se basan en cuestiones que «no están suficientemente justificadas» e incluso carecen de fundamento.
«Las preocupaciones de la industria bancaria en Europa derivan de dos elementos que para mí no están suficientemente justificados», consideró el exministro español durante su participación en una conferencia organizada por el Instituto de Finanzas Internacionales.
La primera de estas dudas es el «miedo» a que los clientes retiren sus depósitos de los bancos comerciales para tener sus ahorros en euros digitales en el Banco Central europeo, una posibilidad que «no tiene fundamento» porque los bancos centrales, como responsables de la estabilidad financiera de la eurozona lo evitarán, por ejemplo poniendo un límite a la cantidad de euros digitales que se pueden tener.
El segundo elemento de preocupación para la banca, continuó, es una eventual pérdida de ingresos por pagos y transacciones, que a juicio de Escrivá también es «infundada».
«Me parece que la intención con el euro digital es que la mayor parte de todo esto siga siendo europea (…), que los pagos digitales se hagan a través de instituciones bajo supervisión de los bancos centrales europeos y que sea con tecnología europea», argumentó.
«Es una doble victoria para la industria europea, sin duda. Si miras desde una perspectiva a medio plazo es un movimiento muy importante en una dirección que garantiza la autonomía europea, la soberanía en el área de pagos y el mantenimiento de tecnología europea», remarcó.
Escrivá se pronunció a favor del euro digital de la misma forma que lo había hecho en la misma conferencia, horas antes, el vicepresidente del BCE Luis de Guindos, quien ve este proyecto como «más necesario que nunca» en el contexto actual de «fragmentación global» y «riesgos geopolíticos».
De Guindos defendió que la divisa digital en la que trabaja el BCE desde hace años «sería una extensión de los billetes» de euro que llevan los ciudadanos europeos en sus bolsillos para poder hacer pagos en línea, pero en ningún caso sería un instrumento de inversión que genere intereses. (27 de marzo)
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