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«Elegimos una contribución financiera porque nuestros centros de acogida están llenos. El dinero puede ayudar a otros Estados miembros a encontrar soluciones estructurales», dijo la ministra antes del inicio de una reunión con sus homólogos europeos en Luxemburgo.

El pacto de asilo y migración, que entrará en vigor el próximo año, incluye entre otras cosas un mecanismo de solidaridad para los países bajo una fuerte presión migratoria. En este contexto, los ministros deben llegar a un acuerdo en los próximos meses sobre la distribución de 30,000 solicitantes de asilo. Los países que no deseen recibir solicitantes de asilo deben pagar una contribución financiera de 20,000 euros por solicitante.

El debate es tan políticamente sensible que solo el método de cálculo es motivo de intensas discusiones. El pacto señala que la Comisión Europea debe presentar una propuesta para el próximo año antes del 15 de octubre, pero el comisario europeo competente, Magnus Brunner, reconoció que no se cumplirá ese plazo. «Tampoco es importante si llega unos días antes o después. Lo más importante es que funcione», afirmó.

Para Van Bossuyt, es «muy importante que se reconozca que Bélgica lleva una carga desproporcionada debido a la migración secundaria». También insistió en la responsabilidad de los países de llegada para la readmisión de solicitantes de asilo. «La solidaridad y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda. Gran parte del éxito del pacto dependerá de ello.»