El martes 1 de octubre, el ex primer ministro holandés Mark Rutte asumió el liderazgo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la alianza militar más poderosa del mundo, como su nuevo Secretario General.
Al optar por el veterano estadista holandés, un fiel aliado de Estados Unidos y fiel defensor de Ucrania, las 32 naciones de la OTAN han elegido a un líder que se espera que siga impulsando el apoyo a Kiev y los esfuerzos para reforzar las propias defensas de la alianza frente a Rusia.
En una visita no anunciada a Kiev el jueves 3 de octubre, Rutte reiteró el continuo apoyo de la alianza a Ucrania y prometió “dejar en claro” a todos los observadores que la OTAN está con el país.
Como líder de la OTAN, Rutte debe velar sobre todo por mantener la unidad en el seno de la alianza militar. Para ello, podrá poner en práctica sus dotes de constructor de puentes estratégicos.
La realidad del trabajo en la OTAN significa que Rutte estará al frente de una burocracia civil adversa al riesgo, y en la que el poder duro residirá en última instancia en los países miembros y, sobre todo, en los Estados Unidos.
El ex secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg ha calificado a Mark Rutte de “gran sucesor”. Durante sus más de diez años al frente de la OTAN, el noruego ha sido elogiado en numerosas ocasiones por su gestión serena de una alianza a veces conflictiva.
Impulso para la adhesión de Ucrania a la OTAN
Desde que los tanques rusos entraron en Ucrania el 24 de febrero de 2022, la necesidad de una mayor defensa se ha convertido en una preocupación importante en Europa. Desde entonces, las discusiones sobre la adhesión de Ucrania a la alianza militar han cobrado impulso.
El martes, Rutte afirmó que “Ucrania pertenece a la OTAN” y subrayó que “una Ucrania independiente y democrática es vital para la paz y la estabilidad en Europa”. El jueves en Kiev, añadió que “Ucrania está más cerca que nunca de la OTAN y seguirá por ese camino”.
“Sé por experiencia propia, tras el derribo del vuelo MH17, que el conflicto en Ucrania no se limita a las líneas del frente”.Mark Rutte, Secretario General de la OTAN
Su mandato de 14 años como primer ministro de los Países Bajos estuvo marcado por el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines sobre Ucrania en 2014, con 196 holandeses entre los 298 muertos.
Según Rutte, los aliados de la OTAN no pueden evitar invertir más en ella. “Para que nuestras capacidades estén realmente a la altura de nuestras necesidades, necesitamos un gasto de defensa considerablemente mayor”. También afirmó que el coste de apoyar a Ucrania es “mucho, mucho menor que el que tendríamos que afrontar si permitimos que [el presidente ruso] Putin se salga con la suya”.
Durante los diez años de mandato del exjefe de la OTAN, Stoltenberg, la OTAN dio la bienvenida a cuatro nuevos aliados: Montenegro, Macedonia del Norte, Finlandia y Suecia. Ambos países nórdicos abandonaron años de neutralidad tras la invasión total de Ucrania por parte de Rusia.
Equilibrio con la UE
Una de las prioridades de Rutte es “profundizar nuestra colaboración con naciones cercanas y lejanas que comparten nuestros valores”. Citó como ejemplos la cooperación con países del este de Asia y Oceanía y con la Unión Europea.
Según Rutte, existe potencial para impulsar la cooperación OTAN-UE en muchos ámbitos, desde el apoyo a Ucrania hasta la lucha contra las amenazas híbridas. “La Unión Europea es el socio único y esencial de la OTAN”, afirmó el martes en su primera conferencia de prensa como Secretario General.
Debido a las amenazas militares, los ataques cibernéticos y los desafíos económicos, la UE ha nombrado por primera vez a un Comisario Europeo de Defensa. El ex primer ministro lituano Andrius Kubilius ha sido designado para el puesto.
“Aplaudo… los esfuerzos de la UE en materia de defensa. Creo que hay un claro reconocimiento, tanto por parte de la OTAN como de la Unión Europea, de que ambos valoramos una defensa europea más capaz, que sea, por supuesto, complementaria e interoperable con la OTAN”, afirmó Rutte.
Rutte ha participado en reuniones de jefes de Estado y de Gobierno de la UE en el Consejo Europeo durante los últimos 14 años en su calidad de primer ministro holandés. Cree que la UE y la OTAN tienen potencial para ponerse de acuerdo, pero dijo que no quiere crear una estructura paralela ni duplicar lo que la OTAN ya está haciendo.
En junio, el presidente búlgaro, Rumen Radev, subrayó que para garantizar un alto nivel de seguridad es necesario que los países de la OTAN y la UE aúnen sus fuerzas. “El estallido de nuevos conflictos militares en diversas partes del mundo y la guerra de desgaste a gran escala de Rusia contra Ucrania plantean a la industria de defensa y a la ciencia desafíos nuevos y desconocidos”, afirmó.
Un obstáculo para las relaciones entre la OTAN y la UE es el hecho de que Turquía, aliado de la OTAN, no reconoce a la República de Chipre, un estado miembro de la UE.
En 1974, Turquía invadió la parte norte de Chipre tras un golpe militar respaldado por Grecia. Desde entonces, la isla está dividida. Turquía es el único país que reconoce a la República Turca del Norte de Chipre como un Estado de facto; todos los demás Estados consideran que el territorio forma parte de la República de Chipre.
Turquía no acepta la presencia de Chipre en ningún contacto entre la OTAN y la UE, basándose en el llamado “acuerdo Berlín Plus” de 1999 que prevé la existencia de normas de protección de la seguridad en el intercambio y acceso a información clasificada de la OTAN.
No hay temor al regreso de Trump a la Casa Blanca
Además de reforzar el apoyo a Ucrania, el posible regreso del expresidente estadounidense Donald Trump a la Casa Blanca en noviembre sería una prueba importante para Rutte. Declaraciones anteriores de Trump han puesto en duda los compromisos de defensa colectiva de Estados Unidos con la alianza.
El martes, Rutte restó importancia a los temores sobre el impacto de una posible victoria de Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre y se comprometió a seguir respaldando a Ucrania.
En referencia a los dos candidatos presidenciales, Kamala Harris (demócrata) y Donald Trump (republicano), Rutte dijo que respetaba mucho a ambos candidatos y estaba convencido de que entendían lo que era necesario para la OTAN. También recordó que Trump fue quien impulsó la aceleración del gasto en defensa de la alianza.
Según se informa, Trump consideró retirar a Estados Unidos de la OTAN durante su primer mandato y amenazó con no proteger a los aliados que no gastaran lo suficiente en defensa. Rutte, que se ganó el apodo de “el susurrador de Trump”, es ampliamente reconocido por haber rescatado una cumbre de la OTAN en 2018 al convencer a Trump de que no gastara lo suficiente en defensa.
En 2014, los aliados de la OTAN acordaron destinar el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) nacional al gasto en defensa. Sin embargo, una década después de que la OTAN estableciera ese objetivo para sus aliados, este año solo 23 de ellos lo han alcanzado. El objetivo se considera una forma de mantener a Trump a gusto con la OTAN.
Según las estimaciones de la OTAN para 2024, países como Polonia (4,12%), Estonia (3,43%) y Estados Unidos (3,38%) son los que más gastan en relación con su PIB. Otros, como España (1,28%), Eslovenia y Luxemburgo (ambos 1,29%) se quedan por debajo del objetivo del 2%.
Como se espera que la amenaza de Rusia dure años –cualquiera sea el resultado en Ucrania–, hay una clara comprensión de que se necesitará más. Esto podría resultar difícil de vender a Rutte, quien recién vio a los Países Bajos alcanzar la meta del 2% en su decimocuarto y último año en el cargo. Países como Portugal han declarado en ocasiones que esa meta solo se podrá alcanzar en 2030, o en 2029 en el mejor de los casos.
En un discurso de despedida pronunciado en el German Marshall Fund en Bruselas a mediados de septiembre, el ex secretario general de la OTAN, Stoltenberg, afirmó que Europa no puede prescindir de Estados Unidos, pero Estados Unidos tampoco puede prescindir de Europa. “Los europeos deben comprender que sin la OTAN no hay seguridad en Europa. El 80 por ciento del gasto de defensa de la OTAN procede de aliados no pertenecientes a la UE”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha estimado que el bloque necesitará invertir un total de 500.000 millones de euros en defensa durante la próxima década, pero las cifras sobre la mesa a nivel de la UE están muy por debajo de esa cifra.
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