Bruselas (ANSA) – El primer mensaje de Ursula von der Leyen llegó desde la lejana Samarcanda poco después de las cinco de la mañana. Europa «decepcionada por el aliado más antiguo» deberá prepararse «para el impacto que será inevitable», pero tiene «todo lo que necesita para superar la tormenta».
Atrapada entre el martillo de Donald Trump y el yunque de las capitales europeas, la líder alemana busca un equilibrio delicado: una primera represalia contra Washington llegará ya el 15 de abril, pero los canales de diálogo permanecerán abiertos para no romper el frente de los Veintisiete.
Entre los cuales ya hay quienes, como Emmanuel Macron, han optado por la línea dura: la decisión americana «es brutal e infundada», ha tronado el inquilino del Elíseo, instando a los empresarios a suspender las inversiones en el extranjero. En la respuesta de París y Bruselas «ninguna opción está excluida», ha sido la garantía del presidente francés, a la espera de que Berlín con su nuevo canciller Friedrich Merz le brinde apoyo.
Sin embargo, para un nutrido grupo de gobiernos – desde Roma hasta Varsovia – el primer camino es el de la diplomacia para evitar una escalada que «haría daño a todos». Al día siguiente del Día de la Liberación de Trump, Europa ha comenzado a unirse en torno a la convicción de que una respuesta adecuada ya es inevitable. «Negociar, reaccionar, diversificar» son las tres vías a lo largo de las cuales se mueve el equipo liderado por Ursula von der Leyen frente a aranceles calificados como «ilegales e injustificados».
El 9 de abril, los países votarán para dar inicio a partir del 15 de abril a los primeros contrarrestos arancelarios. En la mira, en primera instancia, estarán las marcas icónicas americanas Levis, Harley Davidson y yates de lujo en respuesta a los aranceles de EE. UU. sobre acero y aluminio. El resto del plan está listo para activarse a partir del 15 de mayo: una lista que golpea las fortalezas republicanas y una amplia gama de productos agroalimentarios.
Sin embargo, el ejecutivo de la UE también prepara el bazuca contra las Big Tech, con posibles golpes en camino del Digital Services Act (Dsa) y el Digital Markets Act (Dma), los dos textos gemelos destinados a frenar el poder desmedido de las grandes empresas estadounidenses en el territorio continental (3 de abril).