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This article has been translated by Artificial Intelligence (AI). The news agency is not responsible for the content of the translated article. The original was published by ANSA.

Bruselas (ANSA) – La presidencia del Eurogrupo, la coordinación de los ministros de Finanzas de la Eurozona, va a Grecia. Para Atenas, el nombramiento de Kyriakos Pierrakakis tiene el sabor de una revancha histórica: el país que fue epicentro de la crisis de la deuda soberana y de los memorandos impuestos por la Troika se encuentra hoy al timón del organismo que entonces marcaba cada fase de su saneamiento. Una verdadera inversión de roles.

Tanto más porque el Eurogrupo define la orientación de las políticas presupuestarias de los países del área del euro y el presidente dirige, de pleno derecho, también el Consejo de Gobernadores del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el ex fondo de rescate concebido precisamente a raíz de la crisis griega.

La elección llegó al término de una carrera que se mantuvo abierta hasta el último momento con el belga Vincent Van Peteghem, dado como favorito en la víspera y quizá penalizado por las resistencias de Bélgica sobre el préstamo de Reparación para Ucrania. A dar un giro a la partida podría haber sido el anuncio del ministro alemán Lars Klingbeil, que antes de la reunión declaró su apoyo al candidato griego.

Con los números ya definidos, la retirada del competidor para favorecer la unanimidad siguió la práctica informal del Eurogrupo. El nombramiento de Pierrakakis es un paso político de fuerte valor simbólico: Grecia dirigirá el organismo que, hace catorce años, era el punto neurálgico de las tensiones ligadas a las negociaciones con la Comisión, el BCE y el FMI.

Eran los años de los planes de “lágrimas y sangre”, de los recortes, de las reformas impuestas y de las discusiones que marcaron profundamente a la sociedad griega. Hoy el panorama ha cambiado. Desde 2018 Atenas está fuera de los programas de asistencia, ha recuperado la confianza de los mercados, ha devuelto crecimiento e inversiones y ha reducido la deuda más rápidamente que muchos socios europeos.

El giro ha pasado también por la digitalización del Estado, dirigida precisamente por Pierrakakis como ministro de Innovación. El perfil del nuevo presidente, de 42 años, de Nueva Democracia, PPE, refleja esta transformación: informático, con dos másteres entre Harvard y el MIT, implicado en funciones técnicas en las primeras negociaciones con los acreedores, volvió a la política en 2019 con el objetivo de modernizar la maquinaria estatal.

Su llegada a la presidencia del Eurogrupo rompe una tradición que, de Juncker a Dijsselbloem, de Centeno a Donohoe, siempre ha visto en la presidencia a ministros de países del norte o del oeste de Europa (11 de diciembre).