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El presidente chino, Xi Jinping, partió de Budapest el viernes, completando su primera gira europea desde 2019, que también le llevó a Francia y Serbia. 

La visita coincidió con el 25 aniversario del bombardeo estadounidense de la embajada china en Belgrado en 1999, en el que murieron tres personas. La embajada fue atacada durante una campaña de la OTAN dirigida por Estados Unidos contra las fuerzas de seguridad serbias, que estaban en guerra con insurgentes de etnia albanesa en Kosovo. Estados Unidos se disculpó posteriormente, alegando que unos mapas obsoletos habían llevado al piloto a atacar el objetivo equivocado.

El líder chino buscaba salvar las distancias con Francia y la Unión Europea, pero ha hecho malabarismos con este objetivo para tratar de reforzar sus alianzas comerciales con Serbia -uno de los países más prorrusos de Europa- y Hungría, que es uno de los Estados más díscolos dentro de la UE.

Tanto Serbia como Hungría se consideran de los más afines a Moscú en Europa. Aunque no ha logrado grandes avances con Francia o la UE, China ha reforzado significativamente sus lazos con Budapest y Belgrado.

Xi viaja en un momento en que el continente está dividido sobre cómo hacer frente al creciente poder de Pekín y a la rivalidad entre Estados Unidos y China, aunque hay esfuerzos por profundizar las relaciones tras la pandemia del virus Covid-19.

La UE también está llevando a cabo varias investigaciones sobre supuestas subvenciones ilegales chinas a empresas que operan en el bloque comunitario. Una de ellas es la reciente investigación sobre un presunto comercio desleal de biocombustible procedente de China en el mercado único, con Bruselas dispuesta a imponer medidas de represalia, como aranceles, si se descubre venta a pérdida, o dumping. 

También se están analizando supuestas subvenciones ilegales a fabricantes chinos de turbinas eólicas en España, Grecia, Francia, Rumanía y Bulgaria. Pekín ha tachado estas medidas de «proteccionismo».

Sin avances en Ucrania o los asuntos comerciales de la UE

El líder chino inició su gira en París el 5 de mayo, donde fue recibido con pompa, pero también tuvo que lidiar con preguntas incómodas sobre la guerra de Ucrania y las normas del comercio mundial. 

Según los analistas, Xi causó una buena impresión, pero no logró ningún avance real sobre el comercio y las tensiones sobre Ucrania. «No hubo ningún avance», dijo el analista Ja Ian Chong, de la Universidad de Singapur, a pesar de que el presidente francés, Emmanuel Macron, había invitado a París a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para presionar al líder chino sobre los desequilibrios en el comercio mundial.

Sobre la guerra en Ucrania, Macron y von der Leyen instaron a Xi a no permitir la exportación de ninguna tecnología que pudiera ser utilizada por Rusia en su invasión de Ucrania y pidieron a Pekín que hiciera todo lo posible para poner fin a la guerra. 

Xi, por su parte, advirtió a Occidente de que no «desprestigiara» a China por el conflicto. Durante sus tres días en Francia, Xi evitó centrar la responsabilidad de la guerra en Ucrania en Rusia.

En cuanto al comercio, von der Leyen hizo hincapié en el problema del exceso de capacidad china y en la forma en que estaba provocando la entrada de productos chinos en la Unión Europea a precios demasiado bajos para que las empresas comunitarias pudieran competir con ellos.

«Europa no puede aceptar estas prácticas que distorsionan el mercado y que podrían conducir a la desindustrialización de Europa»,

afirmó von der Leyen.

En las conversaciones de París, Xi respondió a las acusaciones de que el exceso de capacidad chino estaba causando desequilibrios comerciales mundiales. Negó que existiera un problema de exceso de capacidad china en el comercio mundial y afirmó que China y Europa debían abordar las diferencias en materia de comercio a través del «diálogo y la consulta, y tener en cuenta las preocupaciones legítimas de la otra parte», según el Ministerio de Asuntos Exteriores chino.

Serbia: sellar acuerdos y respaldar reivindicaciones territoriales

La segunda parada de Xi fue en la capital serbia, Belgrado, donde China y Serbia firmaron varios acuerdos importantes para sellar la relación bilateral.

El presidente serbio, Aleksandar Vučić, afirmó que Serbia contaría con el firme apoyo de China en todas las cuestiones planteadas en la ONU. Una declaración conjunta firmada por él y el presidente chino elevó el nivel de las relaciones bilaterales de lazos estratégicos a una comunidad con un futuro compartido en la nueva era como la forma más elevada de cooperación entre Serbia y China, añadió.

«Estoy orgulloso de haber podido firmar una declaración así con Xi. Tenemos un enorme respeto por China», dijo Vučić en una rueda de prensa conjunta.

China ha invertido miles de millones en Serbia y los países balcánicos vecinos, sobre todo en minería y manufactura, y el año pasado Pekín y Belgrado firmaron un acuerdo de libre comercio.

Serbia también ha apoyado en repetidas ocasiones las reivindicaciones de China sobre Taiwán y, a su vez, Pekín ha respaldado durante mucho tiempo las reivindicaciones territoriales de Serbia sobre la provincia separatista de Kosovo. Junto con Rusia, China ha impedido el reconocimiento de Kosovo en las Naciones Unidas.

En la reunión de Belgrado, Vučić declaró que «Taiwán es China» y pidió el apoyo de Pekín ante las presiones a las que se enfrenta Belgrado debido a su «política autónoma», sin especificar el origen de estas presiones.

La Hungría de Orbán: La puerta de China a la UE

La última escala de la gira tuvo lugar en Hungría, donde el presidente fue recibido por el primer ministro Viktor Orbán, con vistas a intensificar la cooperación en todos los frentes y reforzar la influencia del gigante asiático en la región.

China y Hungría firmaron una serie de acuerdos intergubernamentales al margen de la visita, aunque la televisión estatal húngara, la única cadena húngara autorizada a asistir a la ceremonia, no facilitó detalles al respecto. Incluso las líneas generales de la «asociación estratégica integral» acordada son vagas. Orbán dijo que los dos países querían trabajar juntos también en la industria nuclear. «Hasta ahora no ha sido así», afirmó.

Pekín ve en Budapest una de las puertas de entrada de China en la UE para distribuir sus productos en el bloque, incluidas las baterías para vehículos eléctricos. Por eso ha invertido miles de millones en un país que, con constantes roces con Bruselas, se ha convertido en el mayor receptor de inversiones chinas en la zona.

El fabricante chino de baterías para automóviles CATL está construyendo su segunda fábrica europea cerca de la ciudad oriental húngara de Debrecen, mientras que el fabricante chino BYD fabricará turismos en el sur de Szeged ya el año que viene.

China también ha ayudado a financiar una nueva línea de ferrocarril entre Belgrado y Budapest como parte de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Nueva Ruta de la Seda que Italia abandonó en diciembre. Hungría es el único país de la UE que participa en la iniciativa china de la Franja y la Ruta de infraestructuras e inversiones.

Orbán, criticado por su postura autoritaria, es el dirigente de la UE más favorable a Rusia y se inclina por alinearse más con Pekín y Moscú, aún a costa de socavar la unidad de la UE y la OTAN. 

El líder chino Xi instó a Hungría, que asume la presidencia rotatoria de la UE en el segundo semestre de este año, a «desempeñar un papel más importante en la UE e impulsar un nuevo y mayor desarrollo de las relaciones China-UE».

Auf diesem vom Büro des ungarischen Premierministers zur Verfügung gestellten Bild begrüßt der ungarische Ministerpräsident Viktor Orban (r) den chinesischen Präsidenten Xi Jinping auf dem Flughafen Budapest Liszt Ferenc.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán (dcha.), recibe al presidente chino, Xi Jinping (izda.), en el aeropuerto Liszt Ferenc de Budapest. Foto: Vivien Cher Benko/Oficina del primer ministro húngaro /AP/dpa

El presidente ruso Putin visitará Pekín

La gira europea de Xi Jinping ha llegado a su fin y pronto recibirá un visitante de alto nivel en su país. Tras el inicio de su quinto mandato, el presidente ruso Vladimir Putin viajará esta semana a China en su primera visita al extranjero.

Se espera que el líder del Kremlin llegue a Pekín el jueves, invitado por Xi, y permanezca en el país hasta el viernes, informó la agencia estatal china de noticias Xinhua. La última visita oficial de Estado de Putin al vecino oriental de Rusia tuvo lugar hace casi seis años.

La elección de China como primer destino tras su reelección en marzo subraya los estrechos lazos entre las dos potencias nucleares y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Desde que Moscú lanzó su invasión de Ucrania en 2022 y la imposición de sanciones occidentales, Rusia ha estado en gran medida aislada internacionalmente. Sin embargo, China no ha condenado el ataque y ha adoptado una postura neutral hacia el exterior, al tiempo que sigue respaldando a su socio de siempre.