Madrid – El lobo mantendrá en España su nivel de protección pese a que este viernes entró en vigor la modificación aprobada en diciembre por la Convención de Berna a petición de la Unión Europea para rebajar su estatus y pasar a considerar a la especie simplemente «protegida», en lugar de «estrictamente protegida».
En España, este gran carnívoro que es el lobo forma parte del listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) y cuenta con una estrategia nacional para su conservación.
La modificación en Europa, solicitada en septiembre para trasladar el estatus de protección del Anexo II al III entró hoy en vigor, según anunció este viernes el Consejo de Europa.
Bajo el régimen del Anexo II, está prohibida cualquier forma de captura intencional o de muerte intencional -lo que incluye la caza-, así como la destrucción o el deterioro de los espacios de reproducción o de las áreas de descanso.
Igualmente está proscrito el comercio y la detención de estos animales.
Pero con el Anexo III, las cosas cambian, ya que la reglamentación sí que puede permitir algunas de esas prácticas, a condición de «mantener la existencia de esas poblaciones fuera de peligro».
En ese caso, la caza puede estar autorizada pero de forma limitada en el espacio y en el tiempo.
El Consejo de Europa recordó hoy que, a pesar de esta rebaja de la protección del lobo, las poblaciones de este animal «deben ser mantenidas o llevadas al nivel que corresponde a las exigencias ecológicas y científicas».
Eso supone que las poblaciones de lobos «deben mantenerse fuera de peligro», lo que puede incluir «la prohibición temporal o local» de la explotación de territorios «para permitir que las poblaciones existentes se recuperen hasta un nivel satisfactorio».
En España, según el último censo nacional de 2013, existen 297 manadas de lobos, cifra que WWF considera «estancada» a tenor de los datos recogidos posteriormente a nivel autonómico, por lo que la organización ecologista reclama un nuevo censo.
Los lobos en la península Ibérica cuentan con marcas características en su cabeza y patas delanteras que podrían responder probablemente a una adaptación al medio, según los expertos, y además, son algo más pequeños que los ejemplares centroeuropeos por razones climatológicas.
El lobo ibérico no es una variedad específica del europeo, sino una subpoblación que ha llegado a diferenciarse por su aislamiento geográfico, fruto de una enorme presión a mediados del siglo pasado. (7 de marzo)
La responsabilidad editorial de esta publicación es de EFE.