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This article has been translated by Artificial Intelligence (AI). The news agency is not responsible for the content of the translated article. The original was published by ANSA.

Bruselas (ANSA) – Por la noche, Ursula von der Leyen informó a los líderes de la UE de una decisión que se mantuvo en equilibrio hasta el último momento, acogiendo las peticiones de Italia y Francia: el aplazamiento a enero de la firma – inicialmente prevista para el sábado 20 de diciembre – del acuerdo UE-Mercosur. Ya por la tarde, Palazzo Chigi había congelado el acuerdo, sellando una inédita convergencia con Emmanuel Macron.

Antes, había sido la línea reiterada por el gobierno: hacen falta «las respuestas necesarias para los agricultores», garantías de reciprocidad y tiempo. Un mensaje que llegó mientras dentro de las salas del Consejo Europeo la tensión ya era alta sobre el expediente de los activos rusos congelados. Fuera, las preocupaciones compartidas también por los agricultores de Bélgica, Polonia e Irlanda tomaron forma en el olor acre de las protestas. A Bruselas llegaron en masa: unos 8.000 manifestantes, casi mil tractores, para protestar también contra los recortes a la PAC en el próximo presupuesto de la UE.

Un asedio que chocó con la urgencia defendida por la Comisión Europea, junto con Berlín y Madrid, de cerrar – tras 26 años de negociaciones – una asociación considerada esencial para diversificar los mercados y responder a los aranceles de Donald Trump. «Mi sorpresa fue descubrir que Italia, junto con Francia, no quería firmar el acuerdo», admitió Luiz Inácio Lula da Silva al otro lado del Atlántico, hablando también en nombre de Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia.

Sin embargo, un primer intento de diálogo llegó con un enfrentamiento directo con Meloni: la primera ministra, informó el líder brasileño, «no está en contra, pero está bajo presión del mundo agrícola y me pidió paciencia: una semana, diez días, como máximo un mes». El tiempo necesario – en las intenciones italianas – para enfriar la protesta en las calles e intentar reabrir el texto introduciendo cláusulas más sólidas.

Pero para Bruselas – bajo la presión también de Macron, según el cual «las cuentas no cuadran» – las salvaguardias ya están sobre la mesa y acaban de obtener un primer visto bueno del Europarlamento y de los propios gobiernos nacionales. Una posición que von der Leyen, acompañada por cuatro comisarios, defendió en el cara a cara con el componente más dialogante del sector: los agricultores reunidos bajo las siglas de Copa-Cogeca, incluidos los representantes de Confagricoltura, Coldiretti que salieron a la calle a pocas manzanas del barrio europeo.

La hipótesis de que, como estaba previsto, la presidenta de la Comisión suba el sábado al avión hacia Foz do Iguaçu se ha ido sin embargo debilitando poco a poco, hasta apagarse. Con la conciencia de que el aplazamiento a enero representa en cualquier caso el mal menor: la ventana posterior de hecho existe y es el traspaso de la presidencia rotatoria del Mercosur de Brasil a Paraguay, el 20 de enero, dejando aún un mes de margen (18 de diciembre).