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La Unión Europea había decidido en la anterior legislatura prohibir la venta de coches de gasolina y diésel a partir de 2035, pero bajo la presión de los fabricantes de automóviles y de grandes Estados miembros como Alemania e Italia, la legislación ya está siendo modificada.

La Comisión quiere ahora que los fabricantes de automóviles reduzcan las emisiones en solo un 90 por ciento de aquí a 2035. El 10 por ciento restante deberán compensarlo mediante el uso de acero bajo en carbono o mediante e‑combustibles y biocombustibles. De este modo, por ejemplo, los híbridos enchufables y los vehículos con motor de combustión podrán seguir desempeñando un papel también después de 2035.

La Comisión insiste, sin embargo, en que las flexibilizaciones para los fabricantes de automóviles no socavan las ambiciones climáticas de la Unión Europea. «Mantenemos la previsibilidad de las inversiones en el sector eléctrico, reducimos las emisiones y seguimos en la senda de ser climáticamente neutros en 2050», aseguró el comisario europeo de Acción por el Clima Wopke Hoekstra.

Las medidas aún deben ser aprobadas por los Estados miembros y el Parlamento Europeo. La eurodiputada belga Sara Matthieu, del grupo de los Verdes, considera ya que la Comisión comete «un error capital». «Mientras China apuesta de forma inteligente por los coches eléctricos y conquista nuestro mercado, la Comisión quiere volver a los combustibles fósiles. Para el clima, los trabajadores y el futuro de nuestra industria del automóvil, este es un error histórico», afirma.

(Bruselas, 16/12/25)