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Praga – Mientras que en el caso de las leyes checas las asociaciones empresariales son un órgano de consulta obligatorio, en la negociación de la legislación europea no tienen espacio en las oficinas checas para expresar sus observaciones y opiniones. En la conferencia de hoy de la Asociace pro mezinárodní otázky, que se centró en la carga burocrática excesiva que surge al transponer las normas europeas, lo dijo el presidente del Svazu obchodu a cestovního ruchu ČR Tomáš Prouza.

La falta de disposición de los funcionarios a debatir sobre las posiciones nacionales está, según él, en total contradicción con cómo funciona en la mayoría de los países de la UE. «Excepto por unas pocas excepciones, la política checa no se interesa por Europa. En la negociación de la legislación europea, el funcionario checo no quiere opiniones ni información por parte del negocio checo, lo que debilita significativamente la capacidad negociadora de Česka”, dijo además, entre otras cosas, Prouza. La Hospodářská komora ČR (HK) según él redactó internamente 441 obligaciones que podrían eliminarse y las envió a los ministerios. “En cuatro años se ha logrado aprobar menos de una cuarta parte, y eso frente a una brutal resistencia de los funcionarios”, señaló.

El llamado gold plating es, según el eurodiputado Jana Farského (STAN), la situación en la que el Estado, al adoptar las normas europeas, añade sus propias obligaciones adicionales, prohibiciones o burocracia que la UE en absoluto exige. “El gold plating es problemático para los empresarios, los ciudadanos y también para nuestra relación con la UE. Lo deforma en el sentido de que muchas de las normas que inventamos en casa se las achacamos a Europa, diciendo que nos las ha impuesto”, dijo Farský a ČTK. La mayoría de los países de la Unión ya han adoptado medidas para reducir el gold plating, indicó Farský en relación con el estudio de la asociación.

Prouza está convencido de que la desburocratización debe iniciarse desde arriba, es decir, por indicación del primer ministro hacia los ministros, que luego deben tener el valor de imponer los cambios y el alivio de todo el sistema a sus funcionarios. Sin embargo, la mayoría de los ministros, según él, no lo han encontrado en el pasado. No solo Prouza, sino también otros participantes en el debate de panel de hoy piensan que el funcionario checo quiere congraciarse con Bruselas y traslada con empeño las normativas europeas al sistema checo mucho más de lo que sería necesario. “Para el funcionario checo es más importante el elogio de su colega de Bruselas que un ajuste razonable de las normas en beneficio del negocio checo”, añadió Prouza. (5 de diciembre)