Bruselas – La vicepresidenta de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Teresa Ribera, defendió en una entrevista con EFE las propuestas de Bruselas para ofrecer un trato fiscal «favorable» a la electricidad y para simplificar las normas de sostenibilidad corporativa.
Ribera reconoció, sin embargo, que rebajar el IVA en la factura eléctrica es una decisión «compleja» que corresponde a las autoridades nacionales, y describió como «equilibrada» la simplificación regulatoria planteada por el Ejecutivo comunitario, ante quienes temen que suponga un paso atrás en la lucha contra la crisis climática.
Los impuestos a la electricidad
La vicepresidenta de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Teresa Ribera, defendió que se ofrezca un trato fiscal «favorable» a la electricidad frente a otras fuentes energéticas como los combustibles fósiles, aunque apuntó que es una decisión «compleja» que corresponde a las autoridades nacionales.
Así lo aseguró en declaraciones a EFE en el día en que el Ejecutivo comunitario presentó su Pacto de Industria Limpia y su Plan de Acción para una Energía Asequible, que precisamente instan a los Estados miembros a reducir los impuestos sobre la electricidad, por ejemplo, aplicando un tipo reducido del 5 % en el IVA como medidas inmediatas para rebajar las facturas de industrias y hogares.
«El mensaje que sale de este plan es que, si queremos electrificar al máximo la demanda energética en nuestros Estados miembros, podemos utilizar herramientas fiscales ofreciendo un tratamiento favorable al consumo de electricidad frente al consumo de otras formas de energía», subrayó.
El objetivo de este tipo de decisiones fiscales, continuó, sería «desplazar precisamente ese consumo de otras fuentes de energía a favor de la electricidad».
La vicepresidenta del Ejecutivo comunitario recordó que los gobiernos ya recurrieron a las rebajas fiscales de los impuestos energéticos «en los momentos más duros» de la crisis energética de 2021 y añadió que es una decisión «compleja» que corresponde a las autoridades nacionales.
«Es un recordatorio, a partir de ahí cada Estado miembro ha de extraer sus conclusiones y hacer lo que pueda, (aunque) no siempre se puede», enfatizó.

Otra de las propuestas de Bruselas es que los gobiernos asuman a través de sus presupuestos las tasas que actualmente forman parte de las facturas eléctricas y sirven para financiar otras políticas energéticas, como las primas a las renovables en España.
Sobre esta cuestión, Ribera apuntó que «no es nuevo» el debate sobre su estos costes deben correr a cargo del consumidor de energía o de los contribuyentes en un sentido más amplio, pero señaló que en un momento de «inversión masiva» hacia las renovables «puede requerir una contribución por parte de los presupuestos» o incluso «una cobertura a través de fondos europeos».
«En un determinado momento en el que se produce una inversión masiva, no tanto en el despliegue de renovables (…) sino en infraestructuras y despliegue de redes y de digitalización de esas redes que puede ser muy importante (…) puede requerir una contribución también por parte de los presupuestos, del contribuyentem o de una cobertura de fondos europeos que nos permita que no se traslade directamente al consumidor».
Interconexiones «sí o sí»
Uno de los mayores defectos del sistema energético europeo, según los documentos presentados este miércoles por la Comisión Europea, es la ausencia de una integración completa y apunta a la mejora de las interconexiones eléctricas como otra de las medidas para conseguir rebajar los precios energéticos en el bloque.
Para Ribera, esto «no es solamente un elemento imprescindible» sino que «además está cerrado, consensuado, establecido e incorporado» desde hace «mucho tiempo» en la legislación y en los «paquetes sucesivos de construcción de una Unión Europea de la Energía»
«La historia reciente demuestra que nunca sabemos donde puede aparecer un problema, pero que cuanto más interconectados estemos, más fácil será no solamente aprovechar nuestras complementariedades, sino buscar soluciones alternativas para paliar el problema allí donde haya surgido», argumentó.

«Por tanto, es imprescindible, es un sí o sí que es verdad que cuesta mucho sacar adelante, que requiere implicación presupuestaria y financiera por parte de los Estados miembros que se involucran en estas interconexiones, pero que se ha de respetar el marco del que nos hemos dotado».
En esta línea, Ribera destacó que «construir o recuperar ese mapa de grandes conectores» entre las «distintas geografías europeas» es algo que el bloque debe conseguir porque «beneficia al consumidor francés, portugués y español» pero «en general al consumidor europeo, ya sea industrial o sean los hogares».
Las reglas de sostenibilidad
Por otra parte, la vicepresidenta de la Comisión Europea para la Transición Limpia defendió que la simplificación de las normas de sostenibilidad corporativa propuesta este miércoles por la institución logra un «equilibrio» entre mantener las exigencias para las empresas más grandes y aligerar las cargas para las pequeñas.
Ribera incidió en que existe una diferencia entre simplificar las normas y desregular para volver a un escenario sin referencias comunes y se mostró optimista con respecto a las posibilidades de que, incluso las empresas que dejarán de estar obligadas a informar sobre su sostenibilidad, sigan haciéndolo.
La exvicepresidenta del Gobierno español se pronunció así tras presentar el Pacto de Industria Limpia, que busca acelerar la descarbonización y la reindustrialización de la Unión Europea, y varias propuestas para simplificar la directiva sobre informes de sostenibilidad corporativa, la de diligencia debida en materia de sostenibilidad y la clasificación de inversiones verdes, conocida como taxonomía.
Estas propuestas prevén reducir en un 80 % el número de empresas obligadas a presentar informes sobre su impacto en la sostenibilidad medioambiental y social, de modo que solo las más grandes estén forzadas a hacerlo, suavizan las multas mínimas para las que incumplan su deber de mitigar su impacto negativo o el de sus proveedores, y aplazan la aplicación de estas reglas, entre otras medidas
Preguntada sobre si estas medidas reducen la ambición climática de la UE, Ribera recordó que cuando hace años Bruselas se fijó estas normas de finanzas sostenibles lo hizo respondiendo a una demanda del mercado, que pedía «transparencia», «indicadores», «estrategias de diversificación» y una «taxonomía que permitiera saber qué significaba una emisión de deuda verde».
Desde entonces, la puesta en marcha de las mismas ha revelado que generan «unas demandas muy exigentes para las grandes, pequeñas y medianas» empresas y en algunos casos, creaban «un panorama complejo o muy exigente desde el punto de vista temporal», por lo que «hay un punto claramente legítimo en esta preocupación que trasladaba la industria».
En este contexto, consideró que Bruselas ha «encontrado una solución en la que se equilibran» las exigencias a las compañías más grandes, la claridad con respecto a la taxonomía, y «una flexibilidad mayor para las empresas de tamaño medio y para la exención de las pymes».
«Esto ha sido quizás uno de los aspectos más sensibles, más difíciles», dijo Ribera, quien señaló que la Comisión ha querido «poner en valor que una cosa era simplificar y otra era desregular o perdernos en un escenario donde dejaba de haber cualquier referencia común y, por tanto, volvíamos a un esquema donde cada cual reportaría como fuera» .
Aunque reconoció que si el ejercicio hubiera dependido enteramente de ella «no lo hubiera hecho así», dijo estar «razonablemente satisfecha» con el resultado.
Asimismo, consideró que se puede ser «optimista» puesto que las grandes empresas harán lo que les exigen las disposiciones aprobadas y las medianas, muchas de las cuales ya han empezado a presentar informes de sosteniblidad, «es más que probable que aunque no sea obligatorio sigan haciéndolo».
Ayudas de Estado
Por otro lado, la vicepresidenta, también responsable de Competencia, avanzó que la semana que viene publicará la propuesta para adaptar las normas de ayudas de Estado al Pacto de Industria Limpia, un documento que prevé que estas jueguen un papel crucial en el apoyo a la descarbonización industrial.
Preguntada por el riesgo de que un mayor margen para conceder ayudas públicas lleve a una carrera de subsidios dentro de la UE, Ribera destacó la importancia de tener «visión del conjunto».
«Si lo que hacemos no piensa en cómo garantizar una equidad en el trato y permite que en función de la capacidad fiscal de cada Estado miembro haya situaciones muy diferentes, no estaremos contribuyendo a una UE unida, competitiva (…) y que gane con esas economías de escala», dijo.
Defensa y seguridad económica
Interrogada sobre la competencia por la financiación entre los objetivos de descarbonización e industrialización con otras metas europeas urgentes, como el impulso a la defensa, Ribera consideró que Europa tiene que reafirmarse a nivel externo en un «contexto geopolítico convulso» pero también a nivel interno, por lo que será necesario no solo reforzar la defensa sino también la seguridad económica.
En este sentido, la búsqueda de recursos para ambas se abordará dentro del debate sobre el marco financiero de la UE para 2028-2034 en el que «habrá que ver de qué forma aprendemos de los instrumentos más recientes, esa emisión de deuda conjunta que sirvió para recuperar la economía tras la crisis de la covid o para reforzar nuestros sistemas energéticos tras la invasión de Ucrania», dijo en referencia al fondo de recuperación.

La «responsabilidad» de la UE en el mundo
En el plano internacional, Ribera subrayó que la UE sigue teniendo un peso muy importante en el «imaginario colectivo» exterior, en un contexto ahora marcado por la llegada al poder en Estados Unidos de Donald Trump.
«Se ha ido reflejando en estas semanas de forma trepidantemente rápida esa capacidad de Europa de atraer y de buscar a través del acuerdo, la mejora de las condiciones de todo el mundo», dijo, al poner como ejemplo la asociación con Mercosur.
La UE, defensora del orden multilateral, tiene «vocación» de «consolidar» asociaciones con Estados Unidos, China, India, África o América Latina.
Señaló la «inmensa responsabilidad» de la UE ante la retirada de EE. UU. de programas de la ONU o de la Organización Mundial de la Salud. «No va a ser fácil, porque ni los recursos son infinitos ni las capacidades son infinitas, pero sí creo que debemos dar lo mejor de nosotros mismos», dijo.
Lo que Ribera ha sentido de manera «profundamente emocionante» en los tres meses que lleva en la Comisión es un «sentimiento compartido» de que «es un periodo particularmente importante para Europa» y que tienen «una responsabilidad enorme a la hora de buscar las alianzas internas» que permitan «generar las alianzas externas».
«Sentimos el peso de la responsabilidad que nos ha tocado. Ninguno buscamos el que nos fuéramos a encontrar con una situación tan complicada como esta, pero todos sentimos que no nos podemos permitir el lujo de mesarnos los cabellos pensando, y ¿ahora qué hacemos? No, tenemos que responder de forma responsable», concluyó.
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