Ante las amenazas arancelarias del presidente estadounidense Donald Trump y el rápido ascenso de China en sectores industriales y digitales clave, así como la necesidad de realizar grandes inversiones en nuevas tecnologías, la Unión Europea se encuentra bajo presión para facilitar la vida a sus empresas.
El bloque de los 27 países quiere retomar la competición implementando las recomendaciones formuladas el año pasado por los ex primeros ministros italianos Enrico Letta y Mario Draghi sobre el futuro de la competitividad económica europea.
“En resumen, durante los últimos 20 a 25 años, nuestro modelo de negocio se ha basado básicamente en mano de obra barata de China, presumiblemente en energía barata de Rusia y en la externalización parcial de inversiones en seguridad. Pero esos días han pasado. Y hoy vemos que Europa sigue a la zaga de Estados Unidos y China en cuanto a crecimiento de la productividad. Debemos corregir nuestras debilidades para recuperar la competitividad.”
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Para trazar el nuevo rumbo, la Comisión Europea se basará en la denominada «Brújula para la Competitividad», una nueva estrategia de la UE compuesta por varias revisiones de políticas y propuestas para el bloque.
En la Brújula, el brazo ejecutivo de la UE describió iniciativas para liberar el potencial de innovación de la UE, impulsar políticas para reducir las emisiones de carbono, lograr una mayor autosuficiencia económica y aumentar la seguridad general del bloque.
Estas iniciativas incluyen suavizar los estándares ecológicos, así como medidas para reducir los costes energéticos y fortalecer el sector de las tecnologías de energía limpia del bloque, como parques eólicos, paneles solares y bioenergía.
Más detalles en la legislación prevista para la Brújula incluyen:
- Impulsar el desarrollo de la tecnología de inteligencia artificial en la UE.
- Crear una Unión de Mercados de Capital (UMC) para canalizar el ingente ahorro privado de los ciudadanos europeos hacia la inversión tan necesaria para la transición hacia una nueva economía baja en carbono.
- Lanzamiento de una nueva estrategia para la creación y el crecimiento de empresas emergentes.
- Establecimiento de un nuevo régimen jurídico europeo, distinto de las 27 jurisdicciones nacionales, que permita a las empresas innovadoras beneficiarse de un conjunto único y armonizado de normas sobre insolvencia, derecho laboral y fiscalidad.
El paquete Omnibus de simplificación
Uno de los elementos más importantes, pero a la vez controvertidos, de la Brújula es el «paquete Omnibus», un «choque de simplificación» diseñado para reducir la burocracia y aumentar la flexibilidad para las empresas que operan en la UE.
Se revisarán decenas de leyes, con regulaciones que abarcan desde estándares ambientales y de derechos humanos en la cadena de suministro hasta informes sobre sostenibilidad corporativa y seguridad química, todas ellas sujetas a recortes.
Una ley importante que se enfrenta a cambios es la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), una medida de transparencia que exige a todas las grandes empresas publicar informes periódicos sobre sus actividades ambientales y sociales.
Otra normativa importante que se modificará es la Directiva sobre la Debida Diligencia en Materia de Sostenibilidad Corporativa (CSDDD), que obliga a las empresas a asumir la responsabilidad de su impacto ambiental y social.
Finalmente, una medida importante que se revisará es la normativa de la UE sobre taxonomía, que proporciona información clara a los inversores sobre qué inversiones son aceptables para el medio ambiente y también se prevé modificar para dar cabida a un gasto más favorable para las empresas.
Las empresas y la industria llevan tiempo argumentando que estas leyes imponen grandes obligaciones burocráticas a las empresas, lo que obstaculiza la inversión, aumenta los costes y reduce su competitividad.
La Comisión ha mostrado su interés por escuchar.
Sin embargo, al lanzar la Brújula para la Competitividad, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó que, a pesar de las posturas más favorables a las empresas, la UE mantiene su compromiso con los objetivos climáticos de su Pacto Verde Europeo.
«Seguiremos los objetivos del Pacto Verde Europeo, que son la neutralidad climática para 2050 y una reducción del 55 % de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. Nunca hemos realizado una transición así y, por lo tanto, debemos ser flexibles y pragmáticos en este camino», declaró von der Leyen.
La presión por la simplificación ha hecho sonar las alarmas entre los ambientalistas y los grupos políticos de izquierda.
«Con el pretexto de la ‘simplificación’, esta iniciativa desmantelará salvaguardas esenciales para los ciudadanos europeos, el medio ambiente y el clima», advirtió Kim Claes, activista de la captura corporativa y la política libre de combustibles fósiles en Amigos de la Tierra Europa.
Sin embargo, Markus Beyrer, director general del grupo de presión a nivel europeo BusinessEurope, celebró el plan como «una clara señal del compromiso de la UE con el fortalecimiento de la economía europea».
Este artículo forma parte del artículo destacado de enr sobre las elecciones europeas «La Comisión Europea de von der Leyen II: 100 días y sumando». El contenido se basa en noticias de las agencias que participan en enr.